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Viviendas en el Raval de Barcelona por/by D. Juárez, N. Casabella, R. Soto, J. Escofet.
Presentación |
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WAM 01 July-August 1996 RECYCLINGS Coderch... de la Sota... EMERGENCIES Shinohara... UIA Barcelona... CONTACTS Ruiz-Geli... Rusakov... LODGING Circo... Dictionary... CONTRIBUTIONS Kaba... Betancourth... Fernandez... Quintero... CAFE-GOURMET Ferrater... Fdez. Hermana... HOMELESSPAGE Encounters... ANC Viviendas... YOUNG ANIMALS July-August... ARENA DIGITAL 0101... 0102... Mail to WAM |
Presentación El concurso lo convocó la UIA en Barcelona, sobre un solar del barrio conocido como Raval, esto es, en los arrabales (extra-muros) del primer asentamiento fortificado, y hoy día considerado "parte antigua" de la ciudad. Solar, además, resultado de la demolición de dos manzanas, y adyacente a una rambla-svendramento, proyectada desde la aniquilación de otras cuatro manzanas (en el plano de emplazamiento del proyecto puede verse). Todo ello (rambla/boulevard + nueva construcción de menor densidad) ejemplo de lo que el Ayuntamiento de Barcelona considera "esponjamiento de los barrios históricos". Emplazamiento. Rent-space frame Enunciación de un proyecto que posibilite una elástica aunque precisa relación entre estructura y acontecimiento, guiándonos por la convicción de que lo residencial, lo comercial o lo social..., Todos ellos atributos del uso, no son consecuencia explícita de contenedor alguno. En otras palabras, las relaciones de causa/efecto no son válidas en el estudio de los establecimientos humanos: las actividades que el hombre despliega alrededor suyo, el uso que éste hace del espacio que le circunda , no se derivan a priori de la forma de su contenedor. De esto nos hablan las edilicias que son, en momentos diferentes, circo romano, hilandería o cooperativa de viviendas. "La investigación sobre nuevos modelos de vivienda" (sic. op. cit.), estaría así ligada no a la forma de ese contenedor, sino a la creación de una estructura que, en el mismo movimiento de acoplarse o de engancharse en ella, permitiera tanto el inicio inmediato de cualquier actividad como la definición caprichosa de sus límites. y caprichosa porque sería el usuario -esta vez no optando entre el estudio de 60 m2 y la vivienda alto standing de 200 m2, o eligiendo en una lista de superficies metrocuadradas destinadas a un uso determinado- el único que decidiría la forma de dicho contorno, al disponer (por rent-space, como se gestionan en la actualidad las superficies de oficina o los edificios industriales) de una cierta cantidad de volumen habitable, soporte energético y mecánico de actividades (conectado a las instalaciones generales del edificio, a las redes urbanas... soportado por los mismos conductos de instalaciones: pilares-cajón que se complementan con las vigas de fachada, rigidizadoras). Lo que se muestra en estos dibujos no es así más que la materialización fortuita, azarosa, pero propiamente arquitectonica, de ese acontecimiento (el que tendría lugar con cada nuevo contorno de volumen). el límite de las posibilidades de variación, de experimentación, sobre la trama (frame) que se ofrece, ya no atendiendo al sentido común -¿quién va a hacer esto u ocupar de tal o cuál modo?- sino a las limitaciones y potencialidades que la propia estructura genera. "No se trata de imaginar un delinear futuros, sino de hacerlo y de irlo, con los hechos, inventando." Demolición Aquí no cabe un memorándum del Raval: no se construirá aquí el museo que custodie los valores, los gestos, la memoria de sus habitantes. no habría razón: no ha existido guerra alguna, los enemigos no han arrasado nuestras casas, no han violado a nuestras mujeres; ningún terremoto, ningún ciclón, ninguna catástrofe, se ha llevado consigo a nuestras familias, ni ha borrado tampoco las construcciones que, como huellas, habíamos depositado sobre el territorio, domeñándolo. nada que recordar, pues, ningún aniversario que conmemorar o derrota que celebrar. El Rawal no es otra cosa que el xino -"zona marginal de difícil accesibilidad" (sic. op. cit.)- , que el arrabal (cordonerías, meublès, metalisterías, barras americanas, casas-taller, etc.). el rawal exhibe su desaparición en los escaparates cerrados, las persianas bajadas; su ruina, en los arriostramientos de edificios ya derruidos. Loos dice, hablando de la casa: "sólo hay una pequeña parte de la arquitectura que pertenezca al arte: el monumento funerario y el monumento conmemorativo. todo lo demás, lo que sirve para un fín, debe quedar excluído del reino del arte." Otra lectura más del mismo texto: todo lo que está vivo está excluído del reino del arte; todo lo que está muerto se monumentaliza, se hace tumba. Todo lo que está vivo sirve para un fín: la producción no se realiza y verifica sino en su opuesto, en el consumo, uso y desgaste de lo producido (un vestido, por ejemplo, no se convierte en vestido real sino en el acto de llevarlo). Una casa no es real sino cuando se habita, su vida no tiene otro lugar que el del habitante que la usa. Un paso más: la casa no se realiza fuera de su habitante. "La vivienda de nuestro tiempo aún no existe; sin embargo, la transformación del modo de vida exige su realización. (...) entonces la casa, desaparecida como institución, como lugar específico opuesto a los otros lugares -por cuanto el ocio dejará de ser la aparente oposición al trabajo, y lo privado dejará de ser la aparente oposición a lo colectivo- estará por todas partes: será cualquier lugar, cada espacio y cada tiempo donde se afirme y reencuentre un sujeto libre y múltiple, igualitario y real." (hasta aquí, J. Quetglas) Nuestro habitante es ese sujeto libre y múltiple, igualitario y real que construye su casa del mismo modo como utiliza las bases de datos de su despacho, arregla las tuberías de sus clientes, distribuye pizzas o navega por Internet. El habitante no alquila la vivienda de otro tiempo (¿qué casa sería aquella?), sino el volumen habitable que necesitaría para construir barcas, para cardar rafia, o para instalar un módem (los arrabales siempre son densos: se amontonan allí los artesanos renegados de su gremio). Optimización Queda dicho: la ocupación, la habitación, son el mismo acto de instalarse, de acomodarse, no determinado a priori, por ser éste un movimiento sin pausa. determinable, sí, influenciable según el dibujo de la trama donde se apoya. no obstante, fuera de toda discusión sobre el tipo. Así, el plano de optimización, como el de vivienda stándard o con patio, no deberían verse más que como la solución por defecto (default) de una propuesta habitacional que confía, pero no delega, en la labor creativa del habitante para su pleno desarrollo. (en calidad de opciones por defecto, podrían igualmente aparecer las de solución de fachada -paneles robertson-, de amueblamiento interior, de alicatado de zonas húmedas... todo catalogado y justipreciado, y a disposición del habitante. son muchos los bajos del rawal donde se exponen, todavía hoy, muestrarios de materiales, colocados como si se tratara de la estantería de un supermercado. son no menos las instituciones que, como vivienda de protección oficial, ofrecen su catálogo de prototipos; coste aproximado de construcción y visado del arquitecto incluídos ). Plantas tipo y optimización. "A una ciudad en la que debo vivir le exijo: asfalto, limpieza de las calles, llave de entrada a un edificio, calefaccion por aire y agua caliente. comodo, ya me pongo yo mismo." (K. Kraus) El hecho de que, de cualquier manera, aparezca ese plano de optimización, se justifica porque ha sido a partir del existenzminimum que se ha dibujado dicha trama (frame), la de los pilares-cajón/conductos de instalación. ha sido precisamente desde la distancia máxima a la que podrían servir el mayor número de viviendas mínimas por planta (la casa para una persona sola, la célula, de unos 45 m2: la vivienda stándard) que se ha llegado, entre los tubos, a un intereje de 10,5 metros (en ocasiones pervertido en su adaptación a un entorno construído y específico); a una profundidad edificable de 21 m, a partir del 2º nivel (la densidad de ocupación desciende conforme subimos de nivel); a una altura libre entre forjados de 3,4 m (forjados siempre ligeros -en ningún modo estructurales- y removibles, que conviertan ese volumen habitable/alquilable en una realidad efectiva). y servir, una vez más, en el sentido de facilitar la toma, el enganche: del inodoro, del teléfono, del gas natural, etc. (sin tampoco perder de vista su habitabilidad, la del operario que se encargaría de su mantenimiento, labor que iniciaría desde la misma cimentación, desde la misma toma del edificio a la red metropolitana). servir como servidor, el tubo, y como área servida, trazada como radios -hipotéticos, pues las técnicas se modifican- de los artefactos, los electrodomésticos, respecto al tubo. |
"EL TEMA DEL CONCURSO ES LA PROYECTACIÓN DE UN CONJUNTO RESIDENCIAL Y
DEL ESPACIO PÚBLICO INMEDIATO. EL PROGRAMA PODRÁ TAMBIÉN CONTEMPLAR
OTROS USOS QUE COMPLEMENTEN LA ACTIVIDAD SOCIAL O COMERCIAL DEL
SECTOR..."(sic. las bases del concurso) Collages de Fachada y Neufert. Collages de Sección y pilar hueco. Sección WS. Sección EN. Sección NEW. |
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Un dormitorio, es una habitación donde hay cama; un comedor, una habitación
donde hay mesa y sillas, y a menudo aparador; un salón, es una habitación donde
hay sillones y sofá; una cocina, es una habitación donde hay fogón y toma de
agua; un cuarto de baño, es una habitación donde hay una toma de agua encima
de una bañera; cuando sólo hay un plato, se llama ducha; cuando sólo tiene
lavabo, se llama aseo; un vestíbulo, es una habitación de la que al menos una de
sus puertas lleva al exterior del apartamento; de manera accesoria, se podría
encontrar un perchero; un dormitorio infantil, es una habitación donde se mete al
crío; un cuarto de la limpieza, es un habitación donde se guardan escobas y
aspirador. Parece difícil, o más bien irrisorio, cuestionar las evidencias. Y sin embargo las habitaciones no son otra cosa que especies de cubos, de paralelepípedos rectángulos; siempre hay, al menos, una puerta y, bastante a menudo, una ventana; están calefactadas, por ejemplo por un radiador, y disponen de una o de dos tomas de corriente (muy raramente de más, pero si empezase a hablar de la mezquindad de los promotores, jamás terminaría). En suma, una habitación es un espacio más que nada maleable. No sé, no quiero saber, dónde empieza y dónde termina lo funcional. Lo que me parece, de cualquier manera, es que las acciones cotidianas se corresponden a franjas horarias, y a cada franja horaria corresponde una de las habitaciones del apartamento. Helo aquí casi caricaturesco: 07.00 La madre se levanta y prepara el desayuno en la COCINA 07.15 El crío se levanta y va al CUARTO DE BAÑO 07.30 El padre se levanta y va al CUARTO DE BAÑO 07.45 El padre y el crío toman el desayuno en la COCINA 08.00 El crío coje su abrigo en el VESTIBULO y se marcha a la escuela 08.15 El padre coje su abrigo en el VESTIBULO y se marcha a la oficina 08.30 La madre se arregla en el CUARTO DE BAÑO 08.45 La madre coge el aspirador del ARMARIO DE LIMPIEZA y limpia y pasa por todas las habitaciones del apartamento. 09.30 La madre coge el carrito de la compra en la COCINA y su abrigo en el VESTíBULO y se va a hacer la compra. 10.30 La madre vuelve de hacer la compra y deja su abrigo en el VESTíBULO. (etc., hasta las 22.00, cuando el padre y la madre se acuestan; el niño lo estaba desde las 20.15). Planta 1. Enrarecimientos Enrarecer el relieve de la tierra para dejar campo libre a las trayectorias humanas. enrarecer el tiempo del concurso: el xino es, y no fue. Otra vez G. Perec (la franja horaria ya le pertenecía), se imagina la casa como un iceberg, cuya parte visible está constituída por los pisos y los desvanes, y la invisible por todo lo que hay debajo del primer sótano, descendiendo niveles hasta toparse con una nueva organización urbana. los alcantarillados de barcelona nos ofrecen el mismo modelo: toda una ciudad subterránea con sus barrios, sus distritos y sus suburbios. Enrarecer sin más sentido que el de ir a buscar otro estrato, más profundo (así, engancharse a la trama metropolitana con esos tubos verticales que llegan hasta las alcantarillas, ya en forma de galería, enchufándose o adhiriéndose a las redes de teléfono, de fibra óptica, de agua...) o más antiguo quizá (un tiempo que no sería el nuestro, un tiempo inactual que no aceptaría impunemente la aniquilación del arrabal o la convocación de modelos higienistas, sea: el esponjamiento, la definición de la anchura de las calles en 8 m., la segregación de usos, etc.) Planta Baja. Enrarecer como el cirujano cuando se enfrenta a un tejido marchito, enrarecer para injertar, retejiendo. Y así también, finalmente, una vegetación que se enganche al edificio propuesto, a las palmeras que ya están: lianas, plantas trepadoras que se anudan como tela de araña al perímetro, que penetran por el pasaje como plantas en el límite de una cueva, entre el impulso suicida y el de conservación; pluvisilva tropical en el jardín interior, con sus enormes y húmedas gunneras transformándonos en habitantes de liliput, recreando para nosotros la antigua riera, la misma que da nombre al pasaje; y una rambla que sea en lo posible bolsa de aire, poro, plantada en quinconce -dos tramas que se cruzan, y se subvierten una a otra- con plátanos, Platanus hispanica, y bellasombras, Phytollaca dyoica. Galería de instalaciones y Aparcamiento ¿Y el suelo? Una capa de McAdam de la que se van variando tanto la granulometría como la densidad de la grava -lo que permitiría, por ejemplo, el drenaje circunstancial de las plantas-, y en la que de nuevo se embuten, se injertan, toda suerte de materiales reciclados, reciclados, extraídos del sitio: vidrios, chapas, plásticos... Pérgola: moráceas (Ficus glomerata, Ficus sarmentosa, Ficus elastica, Ficus pumila...), vitáceas (Cissus anthartica, Cissus erosa, Cissus adenopoda,Cissus amazonica, Cissus discolor...), araliáceas (Hedera colchica, Hedera helix), Antigona leptotus, Aristolochia grandiflora, Lonicera hildebrandiana, Mucuna, Beaumontia grandiflora, Ipomea tuberosa, Solanum wendlandi, Thumbergia grandiflora, etc. pluvisilva: aráceas (Alocasia macrorhiza, Alocasia odora, Philodendron speciosum, Monstera deliciosa, Xanthosoma lindenii, Xanthosoma mafaffa, Typhonium giganteum, Typhonium filiforme...), haloragidáceas (Gunnera chilensis, Gunnera manicata...), etc. Comentario ENTRE CUATRO PAREDES En la definición de este apartado se dice: "hablar cuando el comentario no hace sino corroborar lo visto". ¿Qué es, pues, lo visto?, ¿lo que tenemos delante de los ojos? Siendo la primera condición para lo visto, que se nos muestre, la segunda tendría que ver con nuestra posición de espectadores: no se trataría tanto de tomar estos dibujos como algo que se presenta ajeno a nosotros, cuanto de apropiárnoslos en calidad de vivencias visuales de la arquitectura. Decir lo visto será aceptar que alguien ha hecho visible, antes. Así, si lo visto fuera "un edificio de viviendas en el Raval de Barcelona", sabríamos que se trata tanto del conjunto de sensaciones y recuerdos que salen al encuentro del que mira arquitectura como del esfuerzo por hacer visible de quien proyecta, de quien dibuja y escribe arquitectura. Hasta qué punto son éstas dos acciones inseparables, es algo que intentaré precisar en el texto que sigue. (Alguno, no obstante, podría haber dicho: veo un dibujo, un dibujo que representa un edificio; o incluso, un dibujo que no sé qué representa. A éste, tan sólo recordarle que en la medida que nuestro acercamiento hacia las cosas las hace aparecer, conformándolas, y que las mismas cosas no se declaran por sí mismas, cualquier observación que les dirijamos es imposible sin invención previa; dado que las cosas no se nos dicen, la primera pregunta que les formulemos estará desafiando su mudez.) Era también Loos quien decía, en el mismo artículo que se cita en la memoria(1), "mi casa (me refiero a la casa en la Michaelerplatz de Viena…) provocó un verdadero escándalo, y la policía hizo inmediatamente presencia. Cosas así se resuelven entre cuatro paredes, !pero no pueden hacerse en la calle!" La frase es lo suficiente imprecisa como para no saber de qué está hablando: ¿son esas cosas escándalos o casas? Supongamos que sean casas; "entre cuatro paredes" podría estar adelantándose a algo que dice en el mismo texto: "La habitación debe parecer confortable, la casa habitable". Porque la cualidad habitable siempre incluye al hombre, la casa sólo se resuelve en el habitante -quien mora entre cuatro paredes. Razonamiento éste que, al negarlo, se nos revela en toda su trascendencia: una casa no sólo está deshabitada, se ha extinguido -ningún mortal saldrá de sus puertas. "La casa es competencia de los arquitectos; las habitaciones, de quienes habitan. De quienes habitan y no de quienes las habitan, porque habitar no es más que una forma del poseer. Allí donde se posee o, propiamente donde hay, allí se habita."(2) El allí es competencia de los arquitectos, el aquí de la persona que habita, que posee, que se rodea de objetos que envejecen, que se emplean y se deterioran. Allí: el dibujo geométrico de la casa, el medio para hacerse entender (por el operario ejecutante, por el cliente, por quienquiera que mire…); pero también, lo que comprendemos, lo que nos desplaza desde la posición de espectador a la de sujeto expectante, que deja de mirar para esperar mientras observa, esperar que algún hecho o acontecimiento tengan lugar, que algo haga aparición, irrumpiendo en su mundo, que es ya el del habitante. Y así, comprender la forma en una mirada desatenta deviene tarea imposible. Ninguna cosa se conoce si no se construye; o, dicho de otro modo, sólo se conoce bien lo que, en uno u otro sentido, se ve nacer. Comprender es construir, re-construir. Ahora bien, ¿qué puede querer decir "construir la casa"? Habitarla, llegar a estar entre las cuatro paredes de sus habitaciones. Veamos: lo visto como la forma; la forma como lo que se construye; lo que se construye como lo que se habita. Y otra vez, lo visto como lo que se habita (parece que en el espacio geométrico de estos dibujos se fuera infiltrando otro espacio, el espacio recordado, por vivido, de nuestros actos, y ésto tanto en el que mira como en quien proyecta; todavía Loos, "la arquitectura despierta sentimientos en el hombre; el deber del arquitecto es precisar ese sentimiento"). "Los mapas nos permiten contemplar desde nuestra casa, directamente ante nuestra vista, las cosas más lejanas"(3). La cartografía, como descripción del mundo, permitía traer el allí, aquí, funcionando como una de esas lentes de aumento que ponía los objetos ante la vista, entonces no como un objeto más de la realidad, sino ocupando el lugar del ojo, en el mismo acto de producirse una imagen: allí donde hay, allí vemos, allí se posee, allí se habita. Pero el allí es ubicuo, está por todas partes y al mismo tiempo: allí donde haya alguien (pues los mapas eran la superficie sobre la que se desplegaba, en sus piezas, una recomposición del mundo, prescindiendo de la visión unificada, priorizando el hacer visible, la forma de poseer, sobre la forma de visión). También en cierta pintura holandesa la distancia que se recorre es entre aquí y allí. Me refiero a sus interiores y, de forma especial, a sus bodegones del S. XVII, sus "still lieven", palabra que se traduciría por "vida tranquila, silenciosa", en su calidad de "durmiente, apaciguada". Su tamaño, similar al de los espejos de la época, y diferentes de las ventanas de las "nature morte" italianas, puede desvelarnos hasta qué punto el allí, al inaugurar, reflejando, la semejanza entre las cosas, redime a los objetos de nuestro entorno inmediato de su envejecimiento: los objetos vuelven a la vida, pero no a cualquier vida, no a su vida utilitaria anterior; o también, los objetos reflejados son inaccesibles a la vida. Traer de allí a aquí es capacidad del que mira, potencia eternamente vivificable (siempre, donde haya alguien, se despierta a la vida durmiente, Y allí no es ningún lugar). En estas "still lieven" los objetos se nos enseñan por fuera, por dentro y por debajo: los quesos están cortados, los rellenos de las empanadas se salen de la masa, los limones tienen la corteza desprendida de la pulpa y extendida sinuosamente, los relojes están destapados para que los veamos funcionar... Llaman la atención por su ofrecimiento a la mirada meticulosa, inquisitiva, por su obstinada y detallada exposición de los hechos. Desconcierta la insistencia con la que captan nuestra mirada, con la que nos reclaman, en la medida en que hacen visible aislando y considerando los objetos no para su uso y disfrute, sino para el ojo expectante, convocado a una atención que roza el horizonte de la "visión" (¿será necesario insistir en que aquellos espejos no lo son de nuestros actos, que cuelgan de paredes que no son las nuestras?). Se puede ver lo mismo en uno de los dibujos de este proyecto, el que estaba originalmente situado en el borde inferior derecho del segundo de los paneles, justo a la izquierda del texto sobre "franjas horarias". Un dibujo diminuto, carente de la voluptuosidad de alguno de esos bodegones, pero igual de desconcertante: una vista axonométrica de las estructuras hueca y perimetral del edificio, su esqueleto. (Todo el mundo sabe que la obra de arquitectura es fruto de una espera, espera que puede ser tan larga como larga sea la negociación entre las distintas voluntades que participan en su construcción, o incluso, demorarse tanto como indefinidamente. Interesan entonces estos bodegones en el mismo sentido que interesa cualquier documento que (nos) hable de ese tiempo de espera que rodea a cualquier realización). Queda ya dicho en qué sentido, los bodegones, muestran esa espera: en el de la visión, en la que algo se nos revela, o se revela a la mirada atenta. En unos, el esfuerzo es por dar a conocer el funcionamiento de las cosas. En otros, por demostrar su constitución. En todos, el mismo interés por examinar y consignar las cosas tal como ellas mismas se presentan, mirando hacia el frente y hacia atrás. ¿Cómo son los esqueletos de las "still lieven"? En unos aparece el cadáver diseccionado sobre la mesa del cirujano -La lección de anatomía del cirujano Tulp, de Rembrandt. Aquí, la espera como atracción irremisible a lo que fue, a lo ya visto: la mirada atenta se dirige tanto hacia lo inerte, sus leyes de composición, como hacia el recuerdo de lo que ha sido, por la proximidad con la que se ponen la mano del cadáver y la del cirujano Tulp, parangonando sus movimientos, retrotrayendo a lo que ya ha estado aquí, como si lo nuevo, el cadáver, hubiera ya siempre tenido (su) lugar. Este dibujo no es un esqueleto, es un cadáver o una ruina, es la ausencia, la de la vida, hechos presentes sus vestigios. La ruina nunca impulsa a reconstruir sus muros, sino a recordar los nombres de aquellos que colocaron sus piedras... (entre alguno de esos nombres podrían figurar Perret o Le Corbusier). Entre los otros, el Bodegón de Vanitas, de van der Schoor. La visión de estas calaveras, multiplicadas hasta conseguir distinguir los diversos lados del cráneo, no permite aquella atención retrospectiva, no es posible dirigir la mirada al pasado sino que nosostros mismos nos dirigimos hacia él. Lo que se presentaba antes como finitud de las cosas, es ahora su continuo comienzo: si lo que tuvo lugar no ha tenido, sin embargo, lugar, lo que está por llegar está continuamente aplazándose. No son sus nombres lo que recordamos, pues palabras como la estructura es al edificio lo que el esqueleto al animal; contiene y soporta los órganos más diversos y más diversamente situados todavía reverberan por entre el armazón de su teatro de los Campos Elíseos. La mirada no es únicamente una llamada (una pregunta, una invitación a entrar), sino una espera. Esperamos lo inminente que ha sido siempre y que nunca llega: otra vez está siendo la leche vertida, cada vez otra 1ª vez; otra vez alguien separa las pepitas del limón cortado, como el pintor la 1ª vez. Otra vez alguien escribe pour fonctionner, pour agir, pour porter, todo junto, como si se estuviera preparando una erupción. Notas: (1) "Arquitectura" en Escritos II, 1910/1932 (El Croquis Editorial; Madrid, 1993). (2) Ángel González, "De una habitación a la otra", en el catálogo de la exposición de Juan Navarro Baldeweg en el Museo Español de Arte Contemporáneo (Ministerio de Cultura; Madrid, 1986). (3) Palabras con las que Blaeu presentaba su "Atlas de ciudades de los países bajos" (1649), tomadas de El arte de describir (la pintura holandesa del siglo XVII), de Svetlana Alpers (ed. Hermann Blume; Madrid, 1987). Empecé a releer el escrito de Ángel González porque me acordaba vagamente de la habitación sin acceso, a la que se llega sin moverse del sitio en que uno está: "volumen de oscuridad escondido en la estructura de la casa". Me parecía que algo semejante podía ocurrir en el interior de esos pilares huecos del proyecto: no poder ir de una habitación a la contigua sino aceptando un viaje subterráneo a través de trampillas, escaleras, sótanos... Este texto es el testimonio de ese viajero desorientado por entre la oscuridad que esconde la arquitectura visible. |
Sección SWE. |
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