CAFE-GOURMET: LUIS ANGEL FERNÁNDEZ HERMANA, GUEST This article counts 7237 words. Key words: Internet. Living-rooms. TV. |
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Internet televisado. por Luis Angel Fernández Hermana. "A cada pájaro gusta su nido" Internet está al borde de una explosión demográfica que hará palidecer al grave problema de la superpoblación que afecta al mundo. Los demógrafos digitales se mueven en un terreno pantanoso a la hora de decidir cuál es la población aproximada de internautas. Pero a la vista de lo que está sucediendo con la cifra de "hosts" en Internet, que en un año ha pasado de 4.8 millones a 9.4 millones, no es aventurado predecir que algo parecido está sucediendo con la progresión numérica de usuarios. Quizá el ritmo en este caso es superior por la dinámica particular de Internet, ya que el incremento cuantitativo está comportando un incremento cualitativo de los servicios que, a su vez, actúa como un poderoso imán sobre la tasa de crecimiento de la población internauta (véase el en.red.ando titulado "Una idea bajo el brazo"). Sin embargo, cada vez se escuchan más voces que auguran la explosión definitiva de Internet cuando la red logre instalarse en el salón de los hogares. El matrimonio entre PC y TV será la ceremonia definitiva que sellará la consagración del nuevo medio de comunicación digital. Profetas y comerciantes, analistas y filósofos, no dudan en apuntar a esta combinación como el salto definitivo hacia la sociedad de la información. Puede ser. Pero las cosas no están tan claras como para imaginar un camino trillado no sólo hacia la creación del nuevo híbrido (PC-TV), sino, sobre todo, hacia su entronización en el ámbito doméstico hasta ocupar el lugar que hoy corresponde al televisor. Lo primero es un complejo problema técnico, algunas de cuyas posibles --y todavía remotas-- soluciones comienzan a avizorarse. Lo segundo es una cuestión social para la que no tenemos suficientes precedentes que nos permitan imaginar cómo se resolverá, a pesar de la nutrida experiencia que nos ha proporcionado la televisión, el primer artefacto cultural que ha conseguido convertir el círculo familiar oral en un semicírculo audiovisual. Ver Internet a través de la TV plantea dificultades aparentemente chistosas, pero no exentas de seriedad. Uno ve la TV con una determinada actitud, en un lugar de la casa, sentado de una cierta manera, acompañado de cierta gente o no y a unas horas que no tienen nada que ver con la "profesión de internauta". Navegar por la red sigue siendo un ejercicio esencialmente individual que, además, exige una cierta predisposición laboral, aunque uno lo haga simplemente por ocio y tan sólo recale en las páginas más lúdicas de la red. No hay por qué descartar la aparición de servicios colectivos que permitan la navegación en equipo, pero todavía no existen y, si ven la luz, serán una parte muy pequeña de la oferta global de la red. Por otra parte, la lucha por el mando a distancia --en este caso, la herramienta que se diseñe para poder moverse por la Internet televisada-- podría convertirse en un grave objeto de discordia, como ya saben hoy millones de familias de todo el mundo adictas al "zapping". Afortunadamente (es un decir) la irrupción de Internet en el salón doméstico no ocurrirá de golpe. Antes de que este amenazante acontecimiento sobrevenga, dispondremos de un banco de pruebas para entrenarnos en la profunda modificación que la tecnología digital se apresta a introducir en el ámbito familiar. Ese laboratorio será la TV digital y el progresivo desarrollo de sus innatas propiedades interactivas. Las decenas (o centenares, o miles, según los apologetas de la compresión digital) de canales que nos llegarán hasta el receptor dentro de poco, muchos de ellos con la oferta "interna" de diferentes espectáculos simultáneos a elegir por el dueño del mando a distancia, nos permitirá tensar las relaciones domésticas, verificar el temple de cada uno de los habitantes del hogar, establecer las nuevas leyes de negociación familiar y perfilar las nuevas prioridades según edad, ingresos, antigüedad, jerarquía cultural, proyección generacional, etc. Quienes salgan vivos y triunfantes de esta batalla (sobre todo, triunfantes) ya llevarán en su mente los gérmenes necesarios para la gran mutación: el internauta doméstico, un ser sobre el que nadie aventura a adelantar ni siquiera como serán sus contornos físicos, no digamos ya los psíquicos. Luis Angel Fernández Hermana (1996) email: luisangel@servicom.es homepage: http://www.partal.com/luisangel/ |
Internet on TV. by Luis Angel Fernández Hermana. 'Each bird likes its nest' The Internet is on the brink of a demographic explosion, that will make the grave problems related to the super population now affecting the world seem like nothing. The digital demographers operate in unsteady ground when they guess what the approximate population of the Net is, but if the number of "hosts" in the Internet increased from 4.8 million to 9.4 million last year, it isn´t a great leap to predict to that something like this will happen with the users. Perhaps, in this case, the rhythm of increase in the number of users is bigger by the Internet´s particular dynamics; in this sense, the qualitative increment of users is accompanied with a quantitative increment of services, and in its turn this quantitative increment will operate like a powerfull magnet on the increasing rate of the users in the net (see the en.red.ando titled "una idea bajo el brazo"). Each time we hear more voices predicting the definitive Internet explosion which will begin when it is installed in the living rooms of our homes. The marriage between the Internet and the TV will be the definitive ceremony that will close the consecreation of the new digital communication media. Prophets and bussines men, analyists and philosophers, no one will doubt that this combination is the definitive jump into the information society. It could be. Still, things are not so clear that we can imagine either an easy way to transition to the new media hybrid or substitute the classic TV from inside our homes. In the first place, it is a complex technical problem to solve, although at the present time there are some solutions around the corner. In the second place, it is a social matter of which we have no relevant precedent to imagine how we could resolve this controversy. Despite the great experience that the TV has given us, it is not sufficient. The TV: the first cultural appliance to change the family circle into a audio-visual semi-circle. To watch the Internet in the TV raises funny questions on the surface, but in actuality it is really serious. We watch the TV with a determined attitude: in a specific place in the home, seated in a specific way, alone or with other people, and the time to watch TV is so different than the time to "surf" on the net. To sail on the net is essentially an individual exercise, and in order to do it, we need a certain work predisposition, it makes no difference if we sail on the net solely for pleasure. There is no reason to reject the appearance of collective services for sailing in groups, but presently it does not exist, and if we can see the benefit of collective sevices, it will be just a little part of the net global offer. On the other hand, the fight with the remote control, or in this case a device designed to surf on the TV Internet, could be a grave point of discord, as we know by the million "zapping" addicts in the world. Fortunately (that is to say), the erruption of the Internet in the living-rooms of our homes will not happen suddenly. We will have a data bank to know and to understand the deep media transformation that would introduce it in the family circle before it could become a reality. The digital TV and the increasing development of its interactive capabilities will be the test laboratory. The tens of TV channels (or hundreds or thousands according to whom define the digital compression) that we will soon receive in our homes, many of which will be offering different simultaneous spectacles "internally" which the owner of the remote control could choose, will let us to fine tune the domestic relationships, to verify the mood of each one of the inhabitants of the home, to establish new laws of familiar negotiation, and outline the new properties in accord with age, income, longevity, cultural level, generational projection, etc. Whoever stays alive and triumphs in this battle (overall, being the winner), will carry in their minds the nesessary germ for the big mutation: the domestic internaut, a person who nobody knows still, neither in their physical countour nor their psychological character. Luis Angel Fernández Hermana (1996) |
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