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HOMELESSPAGE: Promenade architecturale

Este artículo tiene 1128 palabras.
Palabras Clave: Le Corbusier. Abattoir frigorifique. Chanlluy. Garchizy. 1917.


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SU OPINION
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Promenade architecturale
Por Josep Quetglas


Posiblemente porque me guiaba por los ocho tomos, siempre pensé que la primera vez que Le Corbusier había usado en su arquitectura una rampa había sido en la casa La Roche, asociada a la colección de pintura, para permitir una percepción graduada de los cuadros en la pared.

En algún lugar debe de haber explicado, ahora no recuerdo dónde, la diferencia que hay entre seguir un trayecto horizontal, subir por una escalera o caminar por una rampa.

El trayecto horizontal es función de sólo dos variables: la distancia y el ángulo respecto al que se considera un objeto. Ambos van variando al acercarse el visitante al objeto considerado.
Para hacer intervenir otra variable, la altura, debe utilizarse la escalera o la rampa.

Una escalera introduce una percepción discontínua, reiteradamente interrumpida. No puede subirse una escalera manteniendo fija la atención en algo ahí enfrente. De tanto en tanto, hay que llevar la mirada a los pies, para asegurar dónde se pisa.
Eso produce una percepción nerviosa, repetidamente interrumpida, donde la visión, fugaz pero efectiva, de los escalones, se intercala al efecto que causa aquello que se mira.

Sólo el trayecto en rampa permite una percepción continuada, manteniendo la mirada fija en el objeto que nos atrae, al tiempo que es función de tres variables simultáneas: la distancia, el ángulo y la altura desde la que consideramos el objeto de nuestra atención.
La rampa será, por tanto, el trayecto idóneo para considerar lo plástico. Martienssen, en su ensayo sobre la idea de espacio en la arquitectura griega, sugiere que el efecto del habitual camino en rampa quebrada hacia un templo dórico equivale a hacer girar y acercar el templo hacia el espectador, como considerándolo desde todos los puntos de vista.

Y así hace Le Corbusier.

Si queremos averiguar la forma de cualquiera de sus arquitecturas, hemos de identificar el dispositivo puerta-rampa, porque "arquitectura" será cuanto ocurra en ese trayecto.

Hasta aquí la teoría, en su versión oficial.

Era bonito que la primera ocasión donde apareciera una rampa fuera al proyectar una galería de pintura.
Pero, si se consulta la edición Garland, puede comprobarse que Le Corbusier ya había usado, años antes, una rampa.
No es cuestión de erudición o precisión cronológica. Es cuestión de contenido, porque esa primera rampa indica un uso inesperadamente concreto del paseo arquitectónico.

Es una rampa para animales, en un matadero.

A veces, yo había ridiculizado el uso que tuvo la villa Savoye durante la ocupación.
Cuentan que los alemanes la usaban como cuadra, porque los caballos de sus oficiales podían subir y bajar por la rampa.
Me equivocaba al criticarlo. No fue una profanación, sino una recuperación. Las rampas habían venido usándose, en torres o campanarios y, a la inversa, bajo tierra, en minas, precisamente porque así podía emplearse la fuerza de trabajo animal, en su construcción y, más tarde, trasportando material por la superficie inclinada.
Pero mi indignación ante el uso nazi de la villa Savoye estaba mal orientada, incluso desde el punto de vista del propio Le Corbusier: ¿Por qué aceptar que, en Argel, los usuarios pudieran aplicar su mal gusto, revistiendo de aberraciones la estructura del plan Obús, y negar ese mismo derecho a los ocupantes -en el doble sentido- de la villa Savoye, diez años más tarde?

En todo caso, ese debate entre la rampa, la percepción y la promenade architecturale pierde interés, cuando consideramos los proyectos de Jeanneret de diciembre 1917, Matadero Frigorífico en Challuny, y de febrero de 1918, Matadero Frigorífico en Garchivy -éste último fue vuelto a presentar como Matadero Frigorífico de Bordeaux, en noviembre del mismo 1918. Todos ellos están hechos a cuenta de la Société Nouvelle du Froid Industriel y figuran con los números 22.350 a 22.375 y 19.306 a 19.311 en la Fundación Le Corbusier.


Ambos son edificios modernos, que destacan de la producción contemporánea de Jeanneret, aún recubierta de una ambientación de domesticidad muy tradicional. Sorprenden por la eficaz disposición en el espacio de actividades precisas y por mostrar plenamente, uno y otro, que han salido de la misma matriz que dará sus frutos más complejos tiempo después, en el Palacio de los Soviet o en los Juzgados de Chandigarh, por ejemplo.


Abattoir Frigorifique de Challuy
El Abattoir Frigorifique de Challuny está localizado en un punto de contacto entre un canal del Loire y las líneas férrea y de carretera París-Nevers. Es un conjunto de tres edificios de planta rectangular, trabados entre sí por distintos niveles de circulación perpendiculares al conjunto y por una circulación axial, en puente.

Abattoir Frigorifique de Challuy
La secuencia de movimientos que reune los rebaños, que van llegando a pie o en tren, los lleva a los establos, de ahí al matadero, a las zonas de elaboración de las conservas o del congelado, y los distribuye finalmente como carne, tiene algo de la precisión de un ballet. Las zonas de actividad principal de cada edificio están situadas en pisos distintos. Se pasa de una actividad a otra por puentes y por una rampa. Los establos están lógicamente en la planta baja del primer edificio, el más bajo de los tres, pero la sala de matadero y la de congelación están en las plantas tercera de los otros dos edificios.
Los animales pasan del establo al matadero por una larga rampa lineal, que ocupa el eje que liga a los tres edificios, larga unos 100 metros, en dos tramos.


Abattoir Frigorifique de Garchizy
En el otro proyecto, el Abattoir Frigorifique de Garchizy, la edificicación se ha reducido, encogida a un sólo edificio prismático rectangular, en cuyo interior las actividades se disponen en ejes perpendiculares entre sí. La rampa, que pasa desde los establos en planta baja a las salas de matadero en el tercer piso, está segmentada en seis tramos, dispuesta interiormente en la testa del bloque prismático, que muestra una tensión espacial que sólo se desplegará en los Juzgados de Chandigarh.

Abattoir Frigorifique de Garchizy
Se aprietan las bestias subiendo por la rampa, hacia donde ya saben. ¿Ven cubos y cilindros frente a sí? ¿Sienten efectos primarios y secundarios de lo plástico? ¿Advierten cómo se estiliza y quintaesencia su espíritu, al ir ganando lo alto? ¿Es un heliotropismo de tipo maquinista lo que las llama? Y, a la inversa, quien sube por la rampa de Poissy, quien camina hacia el Gremio de Hilanderos en Ahmedabad, ¿sabe que está repitiendo un viejo trayecto -quizás el mismo de Isaac?

No, no es un trapo sucio el que se descubre en el primer tomo de la edición Garland. Al revés. Todo se vuelve aún más exacto, aún más parecido a sí mismo. Una misma y única hecatombe reúne a las reses que suben lentamente en procesión por el camino tan escarpado de Delfos y a los peregrinos que, en Ronchamp, en Ahmedabad, renquean, ascendiendo por la loma.

Ninguno de ellos descenderá ya, a la vista de las aguas.










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