Estación intermodal y de Alta Velocidad en Zaragoza Antecedentes académicos. Por Félix Arranz. Noviembre de 2002 Resumen Este documento describe la cadena de acontecimientos universitarios y sociales de la última década que anticiparon las posibilidades reales del emplazamiento de ‘Las Delicias’, en Zaragoza, como lugar donde ubicar una estación intermodal preparada para la nueva red española de alta velocidad ferroviaria. El documento está enteramente libre de derechos y se expone autorizando su libre distribución y/o publicación, con la única condición de la comunicación a su autor. 1. Antecedentes sociales y académicos 1992, La Bienal de Zaragoza En enero de 1992 tuvo lugar en Zaragoza la primera edición de la Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Zaragoza (1), a iniciativa del Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón y de su, por entonces, decano Román Magaña. Fue un acontecimiento que involucró a un número inusual de instituciones públicas, profesionales y universitarias (2) en una colección de exposiciones, acciones y seminarios que hicieron que durante tres semanas Zaragoza se constituyese en cita obligada de profesionales y estudiantes de la arquitectura, cuando menos. Una de las consecuencias inmediatas del simple hecho de que por un tiempo profesores y estudiantes de arquitectura de todo el país se acercasen a Zaragoza a ver las exposiciones de la Bienal fue la toma en consideración de lo idóneo de la ciudad como campo de experimentación académica. Para entender mejor lo dicho basta recordar que cada año, cada curso, el profesorado universitario plantea en cada una de las escuelas de arquitectura españolas ejercicios de proyectos en los que se investigan y proponen nuevas urbanizaciones de viviendas, equipamientos y espacios públicos, trazados viarios alternativos, etc, habitualmente tomando como campo de investigación la ciudad en la que reside la propia escuela de arquitectura. Zaragoza no tiene escuela de arquitectura, no la tenía en 1992, y sin embargo su desarrollo urbano ofrece un abanico muy rico de temas que invitan a la experimentación de propuestas. Esto, que no pasó desapercibido para los visitantes de la Bienal, desencadenó para los cursos universitarios siguientes una ‘moda académica’ en la que Zaragoza apareció una y otra vez como el lugar donde los estudiantes, animados por los enunciados de sus profesores, proponían cientos de variantes sobre las viviendas, las calles, las riberas del río Ebro o... la futura estación del AVE. No se puede decir que anteriormente no hubieron algunos trabajos esporádicos en algunas escuelas sobre Zaragoza, sino que es desde este momento que sistemáticamente Zaragoza es objeto de estudio en diversas escuelas de arquitectura, siendo el más reciente la colaboración de la Escuela Superior de Arquitectura de la Universitat Internacional de Catalunya con el consorcio PLA-ZA del área logística de Zaragoza. 1993, exposición ‘AVE, Zaragoza, Ebro’ Algunas de estas investigaciones, una parte, se pudieron ver en la exposición que tuvo lugar en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, en otoño de 1993. La exposición, y su catálogo, de título ‘AVE, Zaragoza, Ebro’ se explicaban entonces así: ‘propuestas de alumnos de la Escuelas Superiores de Arquitectura de Barcelona, Navarra, Madrid y Milán para diferentes equipamientos de la ciudad de Zaragoza: Estación para ferrocarril de Alta Velocidad en Las Delicias, cubículos para las Escuelas Superiores de Arquitectura españolas en la II edición de la Bienal y Club Náutico en la Ribera del río Ebro, junto al Pilar.’ Esta esposición, que fué auspiciada por la Universidad de Zaragoza y por la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, se clausuró con una mesa redonda en la que especialistas y diferentes autoridades municipales, de RENFE y del Ministerio de Obras Públicas debatieron públicamente en una mesa redonda sobre el futuro de las líneas de Alta Velocidad en España y en Zaragoza. Precisamente el número mayor de propuestas presentadas en la exposición, 24, fue una selección de los alumnos del último curso de carrera de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, todos ellos pertencecientes a la cátedra de la que era responsable el arquitecto Carlos Ferrater. En esa cátedra participaban como profesores, además de Carlos Ferrater, José Luis Canosa, Roberto Terradas, Enric Miralles, José María Torres, Antonio Sanmartín, Félix Arranz, Joan Pascual, Pere Casajoana y Yago Conde. Curso 1992-93, ETSA Barcelona Este grupo de profesores dirigidos por Carlos Ferrater había iniciado una investigación académica en la que durante tres cursos sucesivos (1991-92, 1992-93, 1993-94) se abordaba el desarrollo de proyectos de ‘gran formato’ ubicados en bordes urbanos y en los que se explorase necesariamente el sistema de conexión y relación con la ciudad (3). Los ejercicios tenían como características comunes dos circunstancias: la primera estar ubicados en un territorio extenso, de modo que las variaciones posibles de ubicación del proyecto permitisen al estudiante ejercitar un primer trabajo de decisiones estratégicas; la segunda tenía que ver con el programa funcional a desarrollar, en las que habían de convivir espacios de gran tamaño, grandes vacios, con espacios de dimensiones pequeñas. La preparación de estos ejercicios correspondía a Carlos Ferrater y a Félix Arranz, que por entonces participaba como profesor ayudante en la cátedra con una beca del programa de formación de profesorado investigador concedida por la Generalitat de Cataluña. De hecho Félix Arranz quedó encargado de realizar las consultas necesarias con los técnicos municipales del Ayuntamiento de Zaragoza, a fin de especificar el lugar concreto donde poder proponer alternativas para una estación de alta velocidad. Tras la consulta con Manuel Ramos, arquitecto jefe del Ayuntamiento, se fijó la oferta para que la Escuela de Barcelona explorase el potencial de los aledaños de la antigua estación de Las Delicias simultáneo a los trabajos de las Escuelas de Madrid, Navarra y Milán que estudiarían otras ubicaciones en las cercanías de la nueva Feria de Muestras. La posibilidad del estudio de la evolución de la Estación de El Portillo se descartó en esta consulta en base al escaso potencial que se apreció para un trabajo académico, aun siendo también del interés de Manuel Ramos y del Ayuntamiento. Como parte de esas consultas, Arranz se desplazó a Sevilla donde se había inaugurado recientemente la estación de Santa Justa, con el fin de obtener el respaldo académico y de documentación técnica de los arquitectos Antonio Cruz y Antonio Ortiz, autores del proyecto de la estación andaluza. Con idéntica intención se contactó con el estudio profesional del arquitecto Rafael Moneo, autor del proyecto de la nueva estación de Atocha, en Madrid. La existencia, en Zaragoza, de la Asociación Zaragozana de Amigos del Ferrocarril y de los Tranvías y la certificación de su antigua reivindicación de Las Delicias como el espacio idóneo en la ciudad para la implantación de la estación central llevó también a solicitar de su Presidente, el arquitecto y funcionario de la Diputación Provincial de Zaragoza José María Valero, su participación en el trabajo académico como asesor de la cátedra. La colaboración de este arquitecto, muy activa y motivada, produjo directamente situaciones como la del ‘histórico’ viaje en tren de los más de 200 alumnos que participaron en el trabajo, de ida y vuelta entre Barcelona y Zaragoza, y resultó providencial para la obtención del apoyo de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles en la exposición final de trabajos en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza. Este viaje ha sido recordado durante años en la escuela de arquitectura de Barcelona por tres motivos: el primero por realizarse en un convoy de vagones restaurante de época, con secciones del ‘orient expres’ y del tren gubernamental español de los años 30, tirado por una locomotora diesel de los años 50 y conducido por un familiar cercano a Buenaventura Durruti; el segundo por la velocidad del convoy, que se benefició de seguir la estela de un tren Talgo y resolvió el trayecto en apenas tres horas y media; y el tercero porque las observaciones de los estudiantes al llegar al lugar coincidían en lo extremado del frío y en la dificultad en encontrar ‘el solar’. El territorio resultaba, ciertamente, enorme y desangelado. 1999 Concurso Internacional Desde el final del curso 1992-93 y de la posterior exposición en otoño de 1993 en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza no vuelve a tenerse noticia de nuevas iniciativas académicas directamente relacionadas con el AVE en Zaragoza, o -cuando menos- no de la repercusión que tuvieron cultural y socialmente las referidas. Será ya en el final de 1998 y principios de 1999 cuando, a la vista del urgente calendario político y de los posibles compromisos nacionales y europeos, toda la cuestión sobre la estación vuelve a ser elemento de discusión social y, definitivamente, política. El resultado fue el anuncio, en el inicio del verano de 1999, de un concurso internacional convocado por el Gestor de Infraestructuras Ferroviarias, organismo dependiente del Ministerio de Fomento, para la ‘Redacción del Proyecto de Ejecución y Control de las Obras de construcción de la estación de Zaragoza-Delicias de la línea de Alta Velocidad Madrid-Zaragoza-Barcelona-Frontera francesa’. El concurso se estableció en dos fases presentándose a la primera de ellas 18 equipos, entre ellos los de arquitectos como Santiago Calatrava, Antonio Cruz y Antonio Ortiz, Patxi Mangado, Rafael de la Hoz, Iñaki Abalos y Juan Herreros, Ricardo Bofill, Santiago Bardají, Carlos Lamas, Alfonso García Santos y Antonio Sanmartín. Tras la correspondiente selección basada en las ideas presentadas y en el perfil curricular de los participantes quedaron siete equipos seleccionados para la segunda fase de los cuales seis presentaron finalmente sus propuestas. Finalmente resultaría ganador el equipo titulado por: Carlos Ferrater, Félix Arranz y José María Valero. El anteproyecto presentado por estos arquitectos supuso la adjudicación de la redacción del proyecto de ejecución y de la asistencia técnica de obra a la correspondiente UTE, formada por Carlos Ferrater SL, José María Valero Suárez, Proyectos Civiles y Tecnológicos, Rhein Consult y Spiekermann por un importe de 621.710.294 pesetas y un plazo de ejecución de 30 meses. En el dossier de prensa elaborado por el GIF para la presentación del proyecto, de 4 de febrero de 2000, se decía: ‘La propuesta que ha resultado adjudicataria responde al programa funcional aportado por el GIF a través de una estrategia de proyecto. Consideraciones funcionales como las circulaciones son resueltos de forma que la idea arquitectónica adquiere una vida geométrica pura. Así, la acústica y la iluminación encuentran solución en la disposición poligonada tridimensional de la cubierta; ideas enunciadas por el GIF, como la distribución de los vestíbulos o las conexiones son solucionadas a través de la forma interior de la edificación.’ ‘Se trata de un complejo emblemático, funcional y contemporáneo. La solución planteada acentúa el lugar a través de una espectacularidad elegante, cumple los requisitos funcionales y al mismo tiempo tiene la capacidad de convertirse en un hito, en un elemento distintivo de la ciudad de Zaragoza’. ‘En la resolución adoptada por el consejo de administración del GIF se ha valorado el ajuste al programa funcional facilitado a los licitadores, donde se especificaban características de los espacios, dimensionamientos y relaciones entre las distintas partes del programa. Así se ha tenido también en cuenta, no sólo el correcto funcionamiento interno de la futura estación, sino también la imagen de esta que se percibirá desde el exterior’. (1) El comisario de la Bienal de Zaragoza fue Félix Arranz, no siendo desdeñable el impulso y apoyo aportado para la organización, especialmente de los actos académicos como el seminario, por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona y particularmente de la cátedra de la que por entonces era responsable Carlos Ferrater. (2) Diputación General de Aragón, Diputación de Zaragoza, Ayuntamiento de Zaragoza, Caja de Arquitectos, Heraldo de Aragón, Agromán, Universidad de Zaragoza, Hermandad Nacional de Arquitectos, Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón formaban el grupo participante en la ejecutiva de la Bienal de Zaragoza. Además colaboraron multitud de instituciones y empresas, entre ellas la Biennale di Venezia, la totalidad de las escuelas de arquitectura españolas y la totalidad de los colegios oficiales de arquitectos españoles. (3) La metodología y la mecánica docente de esta cátedra, incluso sobre el ejemplo de los proyectos para estaciones de AVE en Zaragoza, quedó registrado en la publicación ‘Antecedents’, editada por la Universitat Politécnica de Catalunya en 1994. ISBN 84-7653-466-3 |